En la cultura japonesa, existe un concepto profundamente interesante llamado Ikigai, que se traduce como “la razón de ser.” Este concepto va más allá de simplemente tener un propósito; es una filosofía de vida que conecta lo que amas, lo que el mundo necesita, aquello por lo que puedes ser pagado y lo que eres bueno. Es uno de los secretos detrás de la disciplina, longevidad y felicidad en Japón.

Si has creado una empresa, es fundamental que esta esté alineada con tu Ikigai. Si tu motivación principal es solo ganar dinero, es probable que en algún momento algo impida el éxito real de tu empresa. Sin embargo, si has fundado tu empresa para ayudar a una comunidad a través de tus servicios, necesitas integrar los siguientes aspectos clave para asegurar que tu negocio no solo sobreviva, sino que prospere y se convierta en una verdadera extensión de tu propósito personal.

1. Lo que Amas:

Tu pasión es el motor que impulsa tu empresa. Reflexiona sobre qué te apasiona, qué hacías de niño que te hacía feliz, y qué actividades disfrutas tanto que podrías hacerlas por horas sin cansarte. Esta pasión debería ser la base de tu negocio, ya que cuando amas lo que haces, trabajar no se siente como una obligación.

2. Lo que el Mundo Necesita:

Tu empresa debe cubrir una necesidad real en el mundo. Esto no solo te asegura un mercado, sino que también define tu valor agregado y diferencial. Comunicar correctamente este valor es esencial para que tus potenciales clientes te identifiquen como la solución a su problema.

3. Lo que se te Puede Pagar:

Si bien la pasión y la necesidad son cruciales, también es indispensable que haya una disposición a pagar por lo que ofreces. Valora tu trabajo y asegura que el mercado lo perciba como tal. Evita estrategias de precios bajos al inicio; si no valoras tu servicio, nadie más lo hará.

4. Lo que Eres Bueno:

Finalmente, ser competente en lo que haces es fundamental. Sin embargo, tener una empresa requiere más que solo habilidades técnicas; también necesitas estructura, cultura y estrategia. Esfuérzate en perfeccionarte continuamente, busca referencias, mentores y feedback para mejorar.

Cuando logras conectar estos cuatro elementos, tu propósito personal se alinea con el propósito de tu empresa. No sentirás la frustración de forzar las cosas para que funcionen. En cambio, identificarás fácilmente dónde están los bloqueos y trabajarás en ellos para lograr el éxito.

Si amas lo que haces, el cansancio no será un problema. Si el mundo lo necesita, tendrás un mercado. Si la gente paga por ello, tu empresa será sostenible. Y si eres lo suficientemente bueno, superarás a la competencia.

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